domingo, 24 de noviembre de 2013

Gravedad (2013) de Alfonso Cuaron. ¿El primer desastre del Explorer en la ficción?

Suspenso y frontera entre ciencia ficción y realidad


¡Qué película! Realizada por un director mexicano, es de esas tan bien trabadas que no dan respiro y que te mantienen expectante hasta el final.Tecnología e ingenio artístico van de la mano para una película de riesgo, de aventura y denodada lucha por la supervivencia.

Más que de ciencia ficción, es de aventura pionera (como aquellos aeroplanos de Los Angeles del Infierno), ya que es toda una realidad el hecho de que haya astronautas, una primitiva estación espacial, lanzaderas de la NASA y restos de basura peligrosa, orbitando a altísima velocidad. Claro que también interviene la fantasía y la salvación a último momento para atrapar al espectador.
Un rodaje poco convencional


Se estima que hay más de 50.000 objetos mayores de un centímetro, rondando. Y calculan más de 9.000 objetos artificiales, con un peso que supera las cinco toneladas. Si las cosas siguieran así, para 2055 el número de objetos peligrosos se dispararía de forma exponencial y salir hacia el espacio sería prácticamente imposible.


Un backstage complicado y virtual

Simulando estar sumergida

Deslumbrante desde un principio, pero fue rodada en estudios con paredes y pisos negros y siempre resultó un trabajo incómodo para los actores, que escuchaban órdenes a través de auriculares, enfundados en su traje. Dificultoso y poco usual. Por eso es útil escuchar las entrevistas que se les hicieron a los actores y al director  Entrevistas subtituladas en La Butaca

Es interesante notar cómo la aparición de los juegos de consola afectó al cine. Esto es muy plausible en muchas películas. Todo sucede muy rápido, no tienes tiempo para tomar decisiones, entre amenazas como disparos y objetos que se mueven al azar en tu contra, con pisos y paredes que desaparecen.  Interviene el instinto y la suerte, lo inimaginable. Y cada vez con imágenes más perfectas, hasta alcanzar resultados soberbios.


Los intérpretes


Sandra Bullock (Stone) casi siempre intervino en filmes donde el peligro y la acción están presentes. Su papel es atípico, con el pelo corto, obligada a no ser más que alguien que tiene que hacer un buen trabajo. Sin posibilidades de detenerse en su sensualidad y una mera trabajadora, que se entrena para este trabajo por el dinero. Es la Dra. Stone (Stone, no por nada significa piedra).

Y su compañero George Clooney (Ryan Kowalski) parece una presencia benéfica, un Ángel de la Guarda, que pasea alegre en su último viaje antes de retirarse, y que aguardará sin pánico su muerte (al menos cuando lo vemos) mientras contempla el amanecer sobre el Ganges, después de haber sacrificado su vida para salvar a su acompañante.
No tragues el aire, sórbelo.

Hasta se le aparece en un sueño para darle la solución, cuando ella ya se había resignado a privarse del oxígeno para quedarse dormida y morir sofocada por el dióxido de carbono. El le dirá en sueños una frase genial: Lanzamiento es aterrizaje. Y gracias a esa paradoja, podrá usar la nave dañada.

El ángel revolotea alrededor
Ryan Kowalski posee un sentimiento de seguridad y confianza en sí mismo admirables. Y es enormemente generoso. Posee una despreocupación por la muerte que no parece humana. Parece que los productores dejaron de lado la imagen de un Clooney con un ataque de pánico, o no lo interpreta bien. En otra película catastrófica ambientada en el mar, En La tormenta perfecta (2000) de Wolfgang Petersen, sucede lo mismo. Sale del barco hundido entre la marejada como si nadara en una piscina, sin mostrar su muerte.

Otra muerte alegre

Una experiencia extraordinaria

De forma muy inteligente y concisa, los dos astronautas hablan sobre la experiencia de estar en el espacio Reflexionan sobre el silencio, la paz, sobre su vida y la aceptación de su muerte y la espectacularidad de lo inconmensurable.


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Quiero volver a casa

Los hombres disfrutan de la ingravidez, juegan como niños voladores sujetos por una cuerda con un traje propulsor que les brinda autonomía en sus movimientos, hasta que los cerca la fatalidad. Sin propulsor con combustible, algo tiene que sujetarte. Lo emotivo aparece en todo momento, sin perder por eso el temple jamás.
Me siento como un chihuahua en una secadora

Pero Stone le tiene miedo y mucho respeto. Aquí la única superviviente lucha, sufre. Sus propias lágrimas flotan en el espacio entre muñecos de peluche, bolígrafos y piezas de ajedrez. Nos muestra a astronautas humanizados, que necesitan jugar y estar junto a objetos que les ofrezcan calidez y afecto (como las fotografías familiares). Ya no se trata de súper-hombres.


La paradójica ingravidez


Lo relevante es mostrarnos una realidad diferente, donde las leyes físicas parecen haber cambiado y el resultado, esa interacción con un entorno limitante es perturbadora. La falta de gravedad (ese es el grave problema) crea un entorno donde el comportamiento de las cosas diverge de tal manera que todo se torna peligroso y puede convertirse en una trampa mortal.

Realizada para 3D, en una ocasión, una tuerca que se suelta da la sensación de que llega hasta la mitad de la sala de cine. Pero ese es el mayor grado de amplitud que el realizador se permite de este recurso.

Antes de la sorpresa
Cualquier objeto que choca continúa en movimiento inercial sin que nada lo detenga, desplazando a otros objetos y empeorando las cosas. Causa un efecto dominó que origina más proyectiles de metralla (lo llaman Síndrome de Kessler). No hay fricción ni rozamiento con nada, ni con el aire o el suelo. Y cualquier colisión produce no sólo traslados, sino que hace que las cosas giren sobre sí mismas, en torno de su centro de gravedad.

Destrucción de la Estación Espacial

Hasta el hecho de que aparezca una fuerza contraria de reacción a la que otro cuerpo ejerce (como bien diría Newton), decide el destino de sus protagonistas. Una enorme mesa de billar ilimitada. Stone será arrastrada de vuelta hacia la estación cuando Kowalski la suelte y quede a la deriva.

Aquí, Houston.¿Qué hago? ¿Me escuchan?


Secuencias inéditas


Las incidencias son extraordinarias, sobre todo cuando Bullock empieza a girar alocadamente con la enorme torre vertical que le servía de andamiaje para reparar el telescopio, a la que se encuentra asida por su cinturón y que se despliega desde la lanzadera (un Explorer) y que acaba de ser alcanzada por los malditos restos extraños, transformados en mortíferos proyectiles.

El Explorer y un andamio que será carrousel
Otra gran escena es la del rescate de Stone. Ambos terminan literalmente estrellándose contra uno de los paneles solares de la estación, donde tratarán de aferrarse a cualquier cosa para no quedar flotando y perdidos para siempre en el espacio.

Juntos otra vez


Mostrarnos a Bullock girando sobre sí misma (aunque una cámara fija nos engañe al principio al respecto), y alejándose en el espacio es otra secuencia alucinante.

Poema visual


La vista es espectacular. El amanecer recorre un planeta bellísimo, rareza en un Universo oscuro y hostil, mostrando a nuestro mundo como una perla viva de valor insuperable, flotante en el vacío. El uso de los silencios, de la banda sonora en el momento apropiado y de las imágenes es impecable. Sería un pecado no verla en pantalla grande.

Rescate y un planeta fabuloso

Recuerda a la poesía visual de 2001: Odisea en el espacio (1968) de Kubrick, aunque aquí todo es muy real. No hay lugar para la monotonía ni el hastío, ni para presencias extraterrestres. Escapa a muchas convenciones. Hasta se elude la consabida frase: Houston, tenemos un problema. Se trata de ser verosímil, de ajustarse a nuestra época contemporánea.

Lo original consiste en que no hay comunicación posible con la Tierra. -Se quedaron sin Facebook, alardea Kowalsky.

¡No te sueltes!


El ángel cowboy la salva

Cada uno en su mundo


Hablan poco acerca de su pasado. El menciona una mujer infiel con la que pensaba casarse mientras sobrevuelan Texas (entonces es texano, un cowboy en el cosmos) y un incidente gracioso en el Mardi-Grass (el Carnaval de Nueva Orleans), que no podrá terminar de contar porque irrumpe el desastre. Y también admite tener malos presentimientos sobre esa misión.

Sólo vine a trabajar.
Otro astronauta es indio, estudió en Harvard y se divertía como un niño, hasta morir golpeado junto a las fotos de sus seres queridos a su lado (será por eso que Clooney menciona el Ganges). Y Stone vive sola y cuenta que nadie mira hacia arriba esperándola con ansia porque perdió a su pequeña hija en un tonto accidente.

Ciertas ironías políticas


Es una ironía que un misil ruso cause el desastre por querer destruir un satélite obsoleto (¡vaya forma de hacerlo!), dado el traumático pasado de la Guerra Fría y su postura a favor de países árabes rebeldes como Siria.

Y que China no le entienda ni una palabra cuando quiere comunicarse (encima ríen porque no le entienden o ni escuchan), al refugiarse en su estación (potencia que está cambiando el mapa geopolítico del mundo). Pero será su nave la que le salvará la vida aunque no entienda bien cómo se maneja (los famosos botones), en tanto toda la base se precipita a tierra, y se parte en cientos de pedazos, devenidos en meteoritos ardientes.

No sé si moriré quemada en 10 minutos pero será un gran viaje

Claustrofobia y Agorafobia


Cuando Stone se introduce en la nave, se siente la misma percepción claustrofóbica que provocan las películas sobre desastres en submarinos, aunque ahora se trate de naves que navegan en el espacio infinito. Hasta tiene que enfrentar el fuego, que se inicia con pequeñas llamas danzantes despertadas por el oxígeno a causa de un circuito hecho añicos. Se siente miedo adentro y también afuera.

Luchando por la vida
Me recuerda a la Teniente Ripley, escapando de la nave Nostromo (Sigourney Weaver) de la saga de Alien, el octavo pasajero (1980) de Ridley Scott. También resulta ser la más fuerte, la única sobreviviente.

Lejos de ser una ama de casa, es independiente, una chica solitaria, guerrera, una verdadera amazona. De quien no se muestran vínculos amorosos con otros hombres, y si los hubo como en el caso del filme que nos concierne, no perduraron. Inició un nuevo patrón femenino para la mujer que pelea en el espacio como signo de los nuevos tiempos. Donde los valores tradicionales de la familia y el sacrificio son cuestionados.

¡Tengo que destruirte!
Horror en el espacio








Las cuerdas y la vida


Trabajaban precisamente con el famoso telescopio Hubble, que termina destrozado, y sufren todo tipo de peripecias. Las cuerdas pueden ser tu salvación y también tu perdición. Te sujetan a la posibilidad de poder volver a la Tierra con vida, pero también pueden atascar a una nave y no permitirte despegar. A veces hay que elegir quién se queda con la cuerda.

La cuerda es la salvación
Es tan terrible lo que sucede que la película podría haber fracasado si se hubiese tomado un punto de vista tétrico. Pero eso no pasa. No podés dejar de mirarla porque nunca viste algo parecido. La valentía, la originalidad de los sucesos, el alarde técnico (prácticamente una realidad virtual), el ritmo trepidante, cierto humor fino e irónico, la presencia tranquilizadora de Kowalski.


Antecedentes

Se han rodado muchas películas sobre el espacio y ninguna se parece a esta. En todas, los astronautas tienen la seguridad de no ser bombardeados por nada cuando caminan en el exterior. Nunca les pasa algo así, porque presuntamente el vacío es vacío. Salvo las batallas fantasiosas de ciencia ficción o la malévola HAL 9000, de 2001, Odisea... de Kubrick.

La gesta que mantuvo en vilo al mundo
Suelen quedar atrapados en una cápsula que ya no funciona como en Apolo 13 (1995) con Tom Hanks realizada por  Ron Howard (con una Ann Archer, en el rol de la esposa abnegada) que, sin embargo, no alcanza este vuelo (por usar una metáfora más que apropiada). Cae en muchos lugares comunes, alardea de efectos especiales pero muchos pueden interpretarla como mera propaganda política
Hackman no había pasado el test psicológico
Resulta mejor la desesperación del final con el trío de tripulantes conformado por Richard Crenna, James Franciscus y Gene Hackman en una vieja película con Gregory Peck, jefe de Cabo Cañaveral, llamada Atrapados en el espacio (Marooned, 1969) de John Sturges, estrenada cuatro meses después del exitoso alunizaje de la Apolo 11

Como la nave de rescate no llega a tiempo por culpa de un huracán, se añadió la aparición sorpresiva de un astronauta soviético que logra salvarlos en el último minuto. Y de paso, un mensaje pacifista y de solidaridad para la difícil época que se estaba viviendo (La carrera espacial era un arma política para demostrar la superioridad sobre el adversario), idea que comenzó con Kennedy y siguió hasta mediados de los 70.

En estas películas de antaño, es común que aparezcan las esposas y los hijos de los cosmonautas, dando el ejemplo de la perfecta familia americana. Y para quienes era impensable que viajaran al espacio alguna vez.


De vuelta en casa
Happy end

Al final, cuando Stone aterriza, aunque casi se ahoga. ¿En un mar o en un lago? Frenada la caída libre por el paracaídas con los colores "casuales" de la bandera estadounidense, recupera el aliento, da las gracias a Dios (o al destino) y vuelve a pisar tierra firme, sintiendo de nuevo la poderosa gravedad, esa fuerza que por no estar presente, condujo a todos sus compañeros a la muerte. 






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