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Triángulo de un idealista |
Un hombre, un amor
imposible y un crimen
Juan José Campanella construye en esta película el entrecruzamiento de dos historias paralelas, un triángulo amoroso que deviene en crimen pasional, y una pareja donde él es el suboficial judicial encargado del caso (Benjamín Espósito – Ricardo Darín) y ella, su jefa, la secretaria del juzgado (Irene Menéndez Hastings – Soledad Villamil).
La primera historia es terrible, el rival viola y mata a la chica y los dos hombres terminarán sus destinos juntos, invirtiendo los roles de víctima y victimario. El viudo (Ricardo Morales – Pablo Rago) se convierte en el carcelero del asesino de su mujer (Isidoro Gómez – Javier Godino) en una casa apartada, donde ha construido una celda.
No existe posibilidad de perdonar, ni de retomar su vida y ni siquiera le dirige la palabra. En realidad, ambos están condenados. No lo mata porque cree que lo peor no es la muerte, sino estar vivo y no poder vivir. Es un final inesperado y desolador, tan impactante como el principio, cuando Benjamín intenta tejer una novela a través de los fragmentos de sus recuerdos y conjeturas después de 25 años.
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La mujer amada |
En la segunda historia, por diferencias sociales y por temor de tomar riesgos, Benjamín no puede declararle su amor a Irene, y al tener que huir por culpa de la causa Morales, la pierde y ella se casa con otro hombre de su misma clase social con un apellido interminable y aristocrático. Otro triángulo, pero pacífico y mesurado. Aquí la pasión se reprimió y obedeció a las pautas sociales, en cambio en la otra, los celos y el odio se desbordaron.
Con saltos en el tiempo, y varios flash-back muy bien utilizados, sosteniendo el ritmo y el suspenso hasta el final, el director intercala ambas historias que cabalgan entre el policial, el cine político y la comedia romántica.
Lo que tienen en común ambas historias es la diferencia social y que en ninguna pudo completarse el deseo, y el protagonista cayó en una vida frustrada y vacía. ¿Se puede vivir una vida vacía, una vida llena de nada?, se pregunta a cada rato Benjamín, ahora jubilado, empecinado en el pasado, tratando de cerrar y de resolver lo que quedó pendiente.
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Búsqueda imposible |
Se basa en una novela escrita por Eduardo Sacheri, La Pregunta de Sus Ojos, escritor apasionado por el fútbol. Sus crónicas se pasaban por la radio. No podían entonces faltar referencias a esa “pasión de multitudes”.
La secuencia aérea del estadio de Huracán y la cámara desencadenada hasta bajar y llegar a un plano medio de Benjamín en una de las gradas de la cancha, alardea de una técnica prodigiosa. Desde ahí hasta la persecución en que logran atrapar a Gómez, es una de las mejores escenas que vi en mi vida.
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¡Dale Racing! |
Los Personajes
del Juzgado
Benjamín Espósito no se graduó pero cree en los ideales, en la justicia, en la necesidad de ser más humano. Cree en el amor, sueña con la utopía del amor eterno. Le disgusta el sistema, pero lo tolera, hasta que sucede algo que no puede soportar. Es el héroe (¿existirá uno en ese lugar?).
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Comer papeles |
Benjamín tiene a su empleado, el oficial Pablo Sandoval (Guillermo Francella), que hace un papel parecido al que hiciera Guillermo Blanco en sus dos películas anteriores,
El hijo de la novia y
Luna de Avellaneda.
El amigo alcohólico, que se refugia en un bar de mala muerte en horas de trabajo, ¿no lo despiden?, frustrado pero leal, y que terminará dando su vida para salvar a Benjamín (como si fuera tan fácil). Una concepción particular de la amistad entre jefe y subordinado ¿?, no exenta de humor, sobre todo cuando allanan la casa de Chivilcoy y le toca el hombro a Benjamín por sorpresa, mientras está buscando pruebas.
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Otra vez... |
Irene es hermosa, rica, aristocrática (se graduó en Harvard). Es un amor imposible. Es inolvidable el día en que la conoce. Elegante, buena, no procede como su jefa. También busca la Justicia (¿Otra fantasía para poder contar esta historia?).
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Complicidad y amor |
Falta presentar a los jueces, Fortuna Lacalle para quien trabaja (¿bueno o malo?, ¿pelotudo o se hace?), con quien no se lleva muy bien, y Romano (nombres con doble sentido, y parece que bastante avenidos). Este último no tiene vergüenza en demostrar su falta de escrúpulos, colabora con la Triple A y se convierte en su enemigo.
Los personajes del caso
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No hice nada... |
Isidoro, el asesino, es un personaje violento, capaz de sobrepasar cualquier límite sin el menor arrepentimiento, hasta el crimen más aberrante y despiadado, cuando se venga de Liliana Colotto, la mujer de Morales y manda a matar a Espósito, que es quien lo ha descubierto. Es tan posesivo que no duda en destruir a lo que más ama si no se le somete.
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Tengo derecho a no ser humillado |
Liliana es bellísima y fresca como Irene, y tiene sólo 23 años. Por eso, un caso que parecía un fastidio, se convierte en el más importante de la vida de Benjamín, al ver el cadáver juvenil, desnudo y golpeado de la víctima, junto a su cama matrimonial en la escena del crimen. Una joven hermosa hecha pedazos.
Ricardo es un empleado del Banco Nación en Buenos Aires. Culto, porteño, bueno y honrado. No puede creer que de golpe lo despojen de lo que más ama. Es un vuelco que lo torcerá de por vida. De su amor pasará a la obsesión porque se haga justicia, lo hará él mismo si es preciso con una persistencia a prueba de fuego.
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Vivir muerto |
El amor de Irene hacia Benjamín comienza cuando comparten su opinión contra el juez para quien trabajan, cuando ella descubre su hombría de bien. Es una película hecha
por un moralista.
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Amor y fatalidad |
Demuestra sus primeros sentimientos cuando se le acerca caminando y bromea con RESOLVER “con mayúsculas”, que el juez Fortuna Lacalle es un
enfermo mental, incapaz absoluto para ejercer por sí actos de la vida civil.
A tal punto que su subordinado Benjamín la convence de hacer cosas a espaldas del juez (¿se puede?, ¿quién es el que manda ahí?), como reabrir el caso y permitir la indagatoria a Gómez, aprovechando que el juez no se encuentra.
¿Por dónde anda el juez? ¿Es porque el que se toma las cosas en serio es Benjamín, esa es la razón por la que el empleado joven lo llama Doctor aunque él le pide que no lo haga?
Una historia sobre
la pasión
El tipo puede cambiar de todo. De cara, de casa, de novia, de familia, de Dios, de religión, pero no puede cambiar de una cosa. No puede cambiar de pasión, dice Pablo.
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En el rodaje |
Y en efecto, en ambas historias, se sostiene el deseo de venganza de Ricardo Morales (apellido emblemático) y su amor por Liliana, y la promesa que le hizo Benjamín de enjuiciar al culpable para condenarlo a perpetua, cosa que no consigue. Aparte, está la pasión que Benjamín siente por Irene, ante quien se siente menos.
La otra pasión de Isidoro, aparte de Liliana, es el fanatismo por la Academia, Racing Club de Avellaneda, motivo por el cual lo capturan en el estadio de Huracán. En definitiva, la pasión es lo que nos vuelve vulnerables o invencibles.
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Presidente simbólica |
El momento histórico: 1974 - 1975
La justicia no puede llevarse a cabo por el camino legal, debido a cuestiones políticas. El trasfondo es la violenta década del 70 y el asesino confeso es liberado por Romano para que secuestre y mate a las órdenes de la ultraderecha peronista, durante la presidencia de Isabel Perón, y así poder desquitarse con Benjamín.
La película tiene una clara lectura política. Como lo hiciera La historia oficial de Luis Puenzo, se centra en el terrorismo de Estado y deja de lado la subversión de la izquierda.
El proceder de los vencedores, los descalifica por los medios empleados, pisoteando los derechos a pensar distinto de gente inocente, en beneficio de los intereses de una élite. Su crueldad terminó teniendo el efecto contrario al buscado.
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¿Dónde está? o te aprieto con la puerta. |
Que Isidoro trabaje con ellos es una muestra elocuente de la psicología del torturador, y como no lo condenan por lo que hizo, Ricardo hace justicia por su cuenta. Siendo el asesino confeso, claro está. Ni obediencia debida, ni punto final. Benjamín después de enterarse, se convierte en su cómplice porque mató a su amigo y arruinó gran parte de su vida.
Sin lugar a dudas, uno de los ingredientes que más motivaron la entrega del Oscar. Otra vez premian a una película que pone en tela de juicio todas nuestras instituciones y su impunidad. ¡En qué concepto nos tienen! ¿Harían algo así en Hollywood? Olvidan que los Estados Unidos ayudaban en un principio a las dictaduras latinoamericanas. Es fácil hacer ejercicios de auto-conciencia después de que las cosas sucedieron.
Prejuicios y Clases Sociales
Parece que los jueces no se hacen mucho problema a la hora de querer quedar bien con un caso que no pueden resolver. Romano hace torturar en una comisaría a dos albañiles, dos negritos, uno boliviano y otro argentino, para que se declaren culpables.
Precisamente al boliviano le destrozan el ojo izquierdo (
el otro es argentino, por lo menos -dice Romano), alardeando de un pensamiento
racista. -Mejor que pelear es ayudar, dice sonriente
, mientras el otro juez se lo agradece sin protestar.
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Los jueces son amorosos |
A Fortuna Lacalle este caso en particular nunca le interesó. Prefiere algo redituable. A Romano, la denuncia posterior de Benjamín, lejos de perjudicarlo, lo benefició porque empezó a trabajar en el Ministerio, distanciamiento que lamenta el otro juez.
El odio patológico de Isidoro se debe a que cree que su novia lo dejó por desprecio. Se siente menoscabado ante Ricardo. Sufrió siempre los prejuicios sociales por ser un hombre pobre del interior que va a trabajar de lo que puede en Buenos Aires.
Irene aprovecha ese complejo para enfurecerlo y lograr que confiese: La amazona y el pigmeo… Hay que ser muy hombre para calentar a una mujer así… Las lesiones vaginales indican que se trataba de un hombre muy bien dotado. Obviamente no este microbio que debe tener un maní quemado…
Hay una clara asociación entre Irene y Liliana. Benjamín puede entender a Ricardo. Ambas provocan el mismo sentimiento en Isidoro. Los tres saben lo que es perder.
Ambos amores se parecen tanto que desencadenan un malentendido en una escena en el despacho de Irene.(Me rompieron la bola de cristal). Cualquier interrupción, Benjamín la aprovecha para postergar (otro recurso para sostener el suspenso). No logra juntar el valor necesario. Se siente menos, como Isidoro, pero al amor se lo sabe ganar o se resigna.
Romano se vengará expresando esas diferencias de clase: -Ella es abogada, vos perito, ella es joven, vos viejo, ella es rica, vos sos pobre. Ella es Irene Hastings, vos sos Espósito, o sea nada. Ella es intocable, vos no. Eso sí, lo único que tienen en común es que ninguno de los dos puede hacer nada.
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La huida |
Las consecuencias
Los sentimientos de Irene se afirman con el caso Morales, porque ahí descubre su valentía, acotada por vallas que no puede superar. Le asombra su obsesión por ese amor puro que no se desgasta, ¡Qué causa, por Dios, no se muere nunca! –le dice a Benjamín.
Pero ese caso termina por alejarlos y lo obliga a huir a Jujuy por 10 años en 1975. Es el cierre de la 1º parte, adelantada al comienzo y explicada a la mitad. Vuelve en 1985, después del fin de la dictadura, pero no va a verla entonces.
De ese asunto dejaron de hablar para no despertar sentimientos adormecidos. La visita en 1999, en el otro momento de la película, siendo ella ya una fiscal casada con dos hijos. Pensemos que es el fin del menemismo, de lo que no se hace mención alguna. Todo se focaliza en el traumático 1975.
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